INDIO AMERICANO
Soberano con mitra de flor de Amancay,
tez de bronce, bruñida por gélidos soles
de la codiciada tierra Americana.
Te oprime la angustia del presagio:
un futuro de resignadas horas.
¡Aquel oráculo certero!
Axiomático patrón del Nuevo Continente,
las arteras y níveas zarpas de los invasores
con acero silenciaron tu garganta.
En el nombre de un Padre y un Hijo,
sobre tus muertos cimentaron altares.
Genocidio por orden Divina.
Sabios Mayas, Aztecas poderosos,
refinados Incas o mansos Mapuches
en el «Canto General Nerudiano».
Ignaro, el intruso no adjetiva,
los iguala con el exterminio.
Encovado en los Andes, hoy lames tus llagas.
maria Valente