Riki Monforte, mi gran amigo y maestro en estos caminos de la poesia, que nos dejo demasiado joven y quien fuera capaz, sabiendo su pronto final, de escribir versos tan bellos como estos:
“No engaño si asevero no temer a la muerte.
Solo le pido tiempo, un poco, el necesario
para vaciar la bolsa antes de echar la llave,
reescribir mis versos, fumigar la memoria.
Tal como me parieron quiero irme, desnudo,
sin lastres ni agujeros en el forro del alma.»
Quiero recordarlo con este modesto poema, pequeño ante su grandeza como poeta de mi amada Barcelona, España.
A RIKI
(mi querido Maestro junto a Emma Sopeña Balordi, excelsa poetisa)
Obstinada, la noche se encadena
al talento de espiritu exquisito
alborozo seráfico infinito,
un banquete de lirica en escena.
Tus palabras admiten la condena
y susurran mi verso favorito,
material de fantastico grafito,
sin temor a la muerte casi obscena.
No querias partir con la memoria,
-ni con lastre en el forro de tu alma-
me lo dice tu verso en rogatoria.
Elegante estrategia dilatoria,
un ardid que a tu angustia pone calma.
Impiedad de la muerte absolutoria.
Maria Angelica Valente (Lica)
